Novela de 3ºESO- Primera entrega
Cuando Iván se cayó en el patio se ensució todo y entonces Hugo le dijo:
-Te presto un pantalón que tengo en clases.
A continuación fuimos a hablar con el profesor de gimnasia y nos dejó ir al baño a cambiarnos. ¡Bueno! El que se cambiaba era Iván.
“¡Jolín! A ver si acabo pronto y me voy a clases…Sólo faltaba que ahora me pusieran falta…”
Hugo miraba a Iván y, mientras Iván metía el pantalón sucio en la bolsa, Hugo decía:
- ¡Jo! ¡Cómo te manchaste!
Pero, cuando íbamos a salir, “deseosos de ir a clases de lengua castellana un lunes por la tarde…jejeje”, nos quedamos encerrados. La manilla no hacía fuerza, no abría.
Nos dio un ataque de risa y empezamos a golpear la puerta. ¡Menos mal que Eric salió de clases y nos escuchó gritar!
- ¡¡¡¡¡Abrid!!!...Que alguien abra la puerta…..
La primera intención de Eric fue tirar
- Eric, ¿qué haces?
Eric le contó a Susana lo que había ocurrido y César y él bajaron a buscar ayuda. Llamaron a la conserje y ella les explicó que ahora el Ayuntamiento estaba cerrado y no podía llamar a nadie de allí para solucionar el problema. ¡Pobres Hugo e Iván! ¿Tendrían que quedarse a dormir en el colegio? No estaban dispuestos a ello. Antes que eso saldrían, aunque fuese por la ventana.
Finalmente llegó el profesor de Educación Física y con una manilla vieja consiguió abrirnos…¡Menos mal!...No había acabado aún la clases, ni se habían ido, por lo tanto, los autobuses…Sus padres no tendrían que venir a buscarlos y habían evitado la consiguiente bronca paterna…Todo se quedara en una pequeña aventura.
Tampoco estaban el clases en ese momento Laura y Alicia, ya que, en el recreo, mientras jugaban al voleibol, se les escapó la pelota fuera del colegio y salieron a buscarla. Laura y Alicia no habían pedido permiso a ningún profesor para salir del colegio, con lo cual, querían hacerlo rápido, para que nadie les viese. Habían pasado ya veinte minutos y la pelota no aparecía. De repente encontraron, no el balón, sino un cachorrito de labrador con una patita rota…No sabían qué hacer con él, pero, desde luego, no lo dejarían allí.
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