4/09/2014

Segunda entrega novela 3ºESO

Segunda entrega de la novela de 3ºESO

A Laura y a Alicia les daba mucha pena dejar allí a aquel pobre perro, por lo que decidieron llevarlo a la dirección con la esperanza de que a la directora se le ocurriese una buena idea para salvarlo. Ana les preguntó si habían pedido permiso para salir del colegio y, como no lo habían pedido, se quedaban una semana sin recreo. A Alicia y a Laura les daba igual porque ellas lo único que querían era ayudar al perro. Ana les dijo que, de momento, se quedaría ella con él y que lo cuidaría hasta que a alguien le interesase llevárselo o hasta que pudiese ir a la perrera. A las dos niñas no les había gustado lo último, pero sabían que, si protestaban, tendrían otra semana de castigo, así que asintieron y se fueron para clases.

           

            Samantha entró por la puerta silenciosamente. Lo que había ocurrido ese mismo día en clase la había dejado aturdida. Pobre perrito, pensó para sí misma, le hubiese gustado quedárselo, pero viendo como estaban las cosas en casa, mejor no. Su familia había cambiado por completo y, con ello, el carácter de Sam. Desde la muerte de su padre nada era igual. Lo habían matado, asesinado, lo habían llevado lejos de su hija. Una lágrima se escapó de sus ojos color miel y se deslizó por su pálida mejilla.

¿Por qué, papá? ¿Por qué a ti?

Todo era extraño. No sabían quiénes habían sido, ni cómo había ocurrido…En verdad no sabían nada.

Se miró en el espejo viendo así a la Samanta fría y borde que se había dado a conocer en los últimos meses. Era demasiado para ella. Aún por encima, la enfermedad de su madre, el temido cáncer. Si ella se iba, lo perdería todo… ¿Qué iba a hacer con su vida?

De repente un extraño ruido la sacó de sus pensamientos.

-¡Eh! ¿Hay alguien ahí? – gritó asomándose a todas las habitaciones.

Su madre no llegaba hasta las ocho. No esperaba visita, o eso creía.

Bajó las escaleras a saltos y llegó hasta la puerta. Esperaba encontrar algo allí, pero nada… Vacío.

En un abrir y cerrar de ojos empezó a oír voces que murmuraban su nombre. Conocía esa voz… quería guiarla lejos de aquel lugar.

-¡Corre, Sam, corre…! – dijo la dulce voz femenina.-¡Escapa de él! ¡Te quiere muerta!

-¿De qué hablas? ¿De quién?...¿Por qué?

El miedo se apoderó del cuerpo de la jovencita que, rápidamente, quedó inconsciente.

…………

 

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